Como buen dinero, el dólar ha adquirido la forma de fetiche e incluso de amuleto.
Hoy hablaremos sobre un tema muy interesante: la caída del patrón dólar. El dinero es un medio de cambio que sirve para obtener bienes o servicios. Antes del metal, tomó la forma de dátiles, cacao, tabaco o incluso de cabezas de ganado.
Fue hasta el siglo VII AC que un breve pasaje de Heródoto nos dice que todas las jóvenes mujeres del reino de Lidia procuraban su dote en monedas de oro y plata.
El descubrimiento de América
Gracias al descubrimiento de América se inyectó un flujo inusitado de metal precioso al viejo continente. Los europeos, repletos de infecciones y pestes aniquilantes, se enteraron del nuevo continente por la enorme cantidad de metal proveniente de las minas en México, Perú y Bolivia. Así el dinero americano engrasó su crecimiento, desarrollo y riqueza.
La abundancia de metal trajo consigo los billetes de depósito, lo que dio como resultado la invención y circulación del papel moneda. Como la fórmula europea funcionó bien, desde entonces casi todas las economías importantes fijaron sus sistemas monetarios en el patrón oro.
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Desde las trece colonias, en Estados Unidos han sido más aceptados en el tiempo el tabaco, las cabezas de ganado o el metal contante y sonante que el mismo dólar. Esto se debe a que, a diferencia de países como Inglaterra, la idea de un banco central que respalde la emisión de billetes no cuajó bien sino hasta finales del siglo XIX.
Tiempo al tiempo
¿Se imaginan que en la actualidad aún se usaran cabezas de ganado como medio de cambio? Bueno, en algunas regiones de África todavía se utiliza este método de intercambio en ciertas transacciones.
Es hasta 1971 que el dólar se desligó del oro, año en que Richard Nixon detuvo la convertibilidad del billete verde por el metal precioso. Así que el patrón dólar lleva poco más de cincuenta años como la divisa de mayor aceptación para el comercio mundial.
¿Qué pasaría si el dólar perdiera su hegemonía?
Como buen dinero, el dólar ha adquirido la forma de fetiche, materia de culto y deseo e incluso de amuleto. Está inscrito en nuestro inconsciente como medio de compra por excelencia y reserva segura de valor. Es la alienación por el dinero que predijo Carlos Marx.
Pues bien, en los últimos días han causado cierto estupor los ataques de ciertos líderes de algunas economías emergentes por desafiar la hegemonía del dólar. Desde Rusia, China, Brasil y Argentina se han proferido en las últimas semanas amenazas para intercambiar productos en sus monedas o crear una divisa alterna al dólar.
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La aceptación generalizada de una moneda depende de la tradición, pero también de la fortaleza económica del país que la emite.
El dólar: pasado y presente
En resumen, el patrón dólar ha sido la divisa de mayor aceptación para el comercio mundial durante los últimos cincuenta años. Sin embargo, recientes amenazas de líderes de algunas economías emergentes por desafiar su hegemonía han generado un estupor en la comunidad económica internacional. Aceptar una divisa alterna que venga de economías tan distantes, con políticas económicas tan dispares y estrategias monetarias de dudosa fortaleza sería por lo menos una imprudencia.
Hasta hoy la historia del dinero comienza con las monedas de las jóvenes de Lidia y termina con el dólar. ¿Qué pasará después? Nadie lo sabe con certeza, pero lo que es seguro es que el dinero continuará evolucionando y adaptándose a las necesidades de la sociedad.
Lo único constante en el mundo del dinero es el cambio, y eso es lo que lo hace tan fascinante y desafiante a la vez.
Autor: Jimy Cruz Camacho, Partner Transfer Pricing and Valuations en PFK México
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