Hoy es una herramienta para proporcionar educación integral y especializada en necesidades individuales de los estudiantes.
El flipped classroom, conocido también como aula invertida o clase invertida, es un modelo pedagógico que adapta la enseñanza a las necesidades de las generaciones actuales. Busca intercambiar los roles entre maestro-alumno e impulsa el aprendizaje mediante la acción y no solo la memoria.
La definición de flipped classroom fue acuñada por dos profesores de la Universidad Woodland Park en Colorado; su objetivo era crear una metodología para alumnos que, por motivos personales, no podían asistir a clases. Para lograrlo utilizaron grabaciones de las clases con las que pudieran seguir el aprendizaje a su ritmo.
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Con el tiempo, se comprobó que la metodología flipped classroom funcionaba no solo para los alumnos que no podían participar de forma presencial; hoy es una herramienta para proporcionar educación integral y especializada en necesidades individuales de los estudiantes.
Para implementar esta enseñanza adaptada a nuevas necesidades, los profesores hacen uso de la tecnología, al enviar materiales digitales y físicos. Ello permite que el alumnado se prepare en casa y aproveche el aula para interactuar, aclarar dudas específicas, exponer y debatir sus ideas.
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Entre las ventajas que ofrece aplicar el flipped classroom, está la mejora de calidad entre el vínculo maestro-alumno y la aparición del aprendizaje activo. Permite a los estudiantes tener mayor claridad sobre los temas aprendidos y favorece la diversidad de pensamiento en el aula.
Por el lado de los profesores, el aula invertida o clase invertida permite un mejor entendimiento de las necesidades educativas y procura que el conocimiento se vuelva duradero.