¿Quién es el dueño de La Casa de Toño? Ésta es su historia
¿Antojo de un pozole? El mejor lugar es La Casa de Toño. Este restaurante de comida mexicana inició como un sueño hace casi 50 años; hoy es uno de los más concurridos del país y se ha convertido en un favorito del público. El camino a la cima no ha sido fácil, pero gracias a la dedicación de Marco Antonio Campos Paradán, su fundador y dueño, La Casa de Toño ha alcanzado un éxito inimaginable.
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El sueño de Toño
Marco Antonio, mejor conocido como Toño, era un vecino de la colonia Clavería, en la alcaldía Azcapotzalco de la Ciudad de México. En 1978, a los 18 años, estableció un puesto de quesadillas y tacos en la calle donde vivía. Los alimentos eran preparados por su madre, quien tenía fama de gran cocinera. En honor a ella y a su nana, Toño bautizó al puesto con el nombre de Las Dos Poblanas. Al mismo tiempo, el joven emprendedor entró a la universidad para cursar la carrera de derecho.
El puesto de Toño duró unos años, hasta que se trasladó al patio de su casa familiar. Así nació el establecimiento que con el tiempo adquiriría una enorme fama: La Casa de Toño. Preocupado por aumentar la diversidad de platillos del modesto restaurante, Toño comenzó a incorporar más opciones al menú. Con el tiempo, el pozole estilo Jalisco hizo su aparición y llegó a convertirse en la especialidad de la casa y en un sello de su cocina.
Nace una cadena
En 1985 abrió oficialmente el restaurante La Casa de Toño, ubicado en la calle Floresta, en la misma colonia Clavería. Toda la familia de Toño participó en la preparación y el mantenimiento del local, que fue creciendo en tamaño y popularidad. Sin embargo, cuando los dos pisos del restaurante original dejaron de ser suficientes, Toño supo que había llegado el momento de expandirse. Desde la década del 2000, La Casa de Toño ha establecido más de 60 sucursales en la Ciudad de México y el Área Metropolitana.
Una gran casa tiene un dueño con bajo perfil
A pesar del enorme éxito de sus restaurantes, Marco Antonio (o Toño) ha mantenido un perfil bajo desde el principio. A diferencia de otros magnates restauranteros, él prefiere vivir discretamente, lejos de los reflectores y las redes sociales. Así, el dueño de la Casa de Toño nos ha demostrado que no tienes que estar en el reflector siempre para que el mundo sepa de tu éxito.