Si al escuchar del techo de cristal no piensas en los límites que existen para las mujeres en el terreno empresarial, este texto es para ti.
El concepto techo de cristal se refiere a un conjunto de normas no escritas que dificultan el acceso de las mujeres a puestos de dirección en empresas. El origen de la metáfora hace referencia a la invisibilidad del tope que existe para este sector de la población, gracias a prácticas cimentadas en los estereotipos de género.
Así, podemos definir al techo de cristal como un límite para el ascenso profesional de las mujeres. Particularmente, podemos encontrar ejemplos constantes dentro de organizaciones públicas o privadas con estructuras jerárquicas que tradicionalmente se han regido bajo el liderazgo masculino.
Por ello, los efectos nocivos del techo de cristal no solo afectan a las mujeres, sino a la propia organización; pues más allá de una revisión meritocrática se vislumbra la fortaleza de las conexiones sociales entre varones.
Existen evidencias estadísticas que muestran que las empresas con mayor igualdad de género presentan mayores crecimiento. De acuerdo con un estudio de Catalyst, “las empresas con más mujeres en la junta de dirección son 16% más rentables que las demás”.
Más ejemplos de datos duros y conclusiones se encuentran en la publicación Principios para el Empoderamiento de las Mujeres, realizado por ONU Mujeres.
“Existe una correlación positiva entre la actividad empresarial femenina y el crecimiento del PIB, por ejemplo, se ha estimado que la productividad en América Latina y el Caribe podría aumentar un 25% si se desbloquearan los obstáculos que impiden el potencial femenino al servicio del emprendimiento”, se lee en el texto.
Si te interesa conocer qué pasa con la actividad económica de las mujeres en nuestro país, leer el texto disponible en este enlace.