La falta de flexibilidad en horarios y límites poco claros entre las actividades laborales y las del hogar han derivado en la deserción laboral.
Las consecuencias inmediatas de la pandemia por COVID-19, como el cambio repentino de las actividades cotidianas y el trabajo a distancia, impactaron de forma negativo en diversas áreas y a varios sectores. En el caso particular del área laboral para las mujeres aparece un fenómeno se le conoce como recesión femenina o shecession.
La recesión femenina es una palabra acuñada en libro COVID-19 She-Cession: The Employment Penalty of Taking Care of Young Children. Aunque es un término relativamente nuevo, el hecho de que las labores domésticas recaen desproporcionadamente en las mujeres, no lo es. Esta disparidad de género se ha hecho evidente por el impacto negativo en la productividad, estabilidad laboral y economía personal.
La falta de flexibilidad en horarios y límites poco claros entre las actividades laborales y las del hogar han derivado en la deserción laboral.
Una recesión femenina significa que las mujeres pierden estatus en el área laboral. En vez de subir en sus puestos, han ido descendiendo; mujeres con trabajos formales se han visto en la necesidad de buscar en la informalidad horarios flexibles para cumplir con tareas del hogar.
Te recomendamos leer: La actividad económica de las mujeres en México
El impacto de la recesión femenina fue impulsado por la crisis sanitaria mundial, ya que, al estar todo el tiempo en casa hubo una disolución del espacio trabajo-hogar. Sectores con alta ocupación femenina como hotelería, administración, comercio y manufactura enfrentan una poco probable recuperación a corto plazo.
Dentro de la recesión femenina, las mujeres con empleos formales e informales han perdidos sus trabajos definitivamente como consecuencia de la desaparición generalizada de puestos laborales Así, muchas mujeres se han mantenido frente a las actividades domésticas, sin contar con salidas para regresar a su vida laboral.
