El concepto Openhouse ha trascendido del mundo inmobiliario para convertirse en una estrategia de marketing experiencial que puede aplicarse con éxito a distintos tipos de negocios, incluidas las franquicias. En el sector inmobiliario, un Openhouse consiste en abrir un inmueble para que posibles compradores lo visiten sin cita previa
Al trasladar esa idea al entorno de una franquicia, se abre la posibilidad de acercar la marca al público, generar confianza y fortalecer las relaciones comerciales. En lugar de mostrar una casa, se muestra lo que hay detrás de la marca: su historia, procesos, productos y cultura.
En la era digital, los consumidores buscan más que precios o promociones. La modalidad Openhouse aplicada a franquicias permite una conexión real con las marcas, no sólo la promoción de productos vacíos. Al abrir las puertas de una sucursal, un taller o una planta, se invita al público a conocer de primera mano cómo se trabaja, qué diferencia a la marca y por qué vale la pena confiar en ella.
Esta práctica genera un tipo de conexión emocional que no se consigue solo con publicidad. La gente recuerda lo que vive, y cuando una marca le ofrece cercanía, el vínculo se transforma en lealtad. Por eso, cada Openhouse se convierte en una oportunidad para ganar nuevos clientes, aliados e incluso inversionistas.
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Para aprovechar al máximo este modelo, se recomienda planificarlo como un evento de marca, no solo como una visita guiada. El objetivo no es mostrar productos, sino ofrecer una experiencia que exprese la esencia de la franquicia.
El primer paso es elegir un espacio que represente a la marca y que permita mostrar su propuesta de valor. Puede ser una sucursal recién inaugurada, una remodelada o incluso una de las más exitosas dentro del sistema de franquicias. Lo importante es que la experiencia refleje profesionalismo, hospitalidad y coherencia con la identidad visual de la empresa.
Durante el evento, se pueden realizar recorridos guiados, presentaciones de producto, degustaciones o demostraciones de procesos. También es útil incluir testimonios de franquiciatarios o colaboradores, para reforzar la idea de que el éxito del negocio es tangible y replicable.
Un elemento clave es la atención personalizada. Recibir a cada visitante con amabilidad, responder preguntas y ofrecer información útil convierte la visita en una experiencia memorable.
La modalidad Openhouse aporta beneficios a varios niveles. En primer lugar, aumenta la visibilidad local, ya que atrae a personas que quizás no conocían la marca o que solo la habían visto en redes sociales. Además, fortalece la confianza: al mostrar los procesos internos, se transmite transparencia, algo muy valorado por los consumidores actuales.
Para los franquiciatarios, un evento de este tipo también sirve como herramienta de networking y fidelización. Se puede invitar a clientes frecuentes, proveedores o emprendedores interesados en invertir en la marca. Esto refuerza el sentido de comunidad y puede generar nuevas oportunidades de expansión.
Por último, los medios locales y las redes sociales suelen cubrir este tipo de actividades. Si el evento se documenta con fotografías o videos atractivos, la marca puede obtener contenido de valor para su estrategia digital, impulsando su posicionamiento orgánico y su reputación en línea.
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