El nombre de Juan Gabriel siempre ha estado ligado al éxito, la fama y la música mexicana, pero también a uno de los casos fiscales más polémicos del espectáculo.
El “Divo de Juárez” no solo llenó estadios con su talento, también llenó expedientes a la que antes era conocida como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y hoy conocemos como el Servicio de Administración Tributaria (SAT), por años el nombre del artista fue ligado a irregularidades y adeudos millonarios.
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Desde finales de los años 80, las autoridades fiscales señalaron a Juan Gabriel por evasión de impuestos, y aunque logró librarse en más de una ocasión, sus conflictos con Hacienda marcaron gran parte de su carrera.
Aquí te contamos cuánto debía, cómo fue embargado y de qué manera logró evitar pagar gran parte de sus impuestos.
Los problemas de Juan Gabriel con el fisco comenzaron en 1989, cuando su nombre apareció en una lista de 362 evasores fiscales publicada por la Procuraduría Fiscal de la Federación.
A pesar de sus múltiples presentaciones y de cobrar sumas millonarias, el cantante “declaraba en ceros”, como reveló su representante Jesús Salas.
Durante los años 1994, 1997 y 2000, el SAT detectó que Juan Gabriel reportaba ingresos muy por debajo de los reales.
Se estima que debía alrededor de 70 millones de pesos en impuestos, aunque solo pagó 30 millones, lo que derivó en el embargo de tres propiedades en Ciudad Juárez valuadas en 114 millones de pesos y otros once predios adicionales.
Sus adeudos no solo fueron en México, en Estados Unidos también acumuló deudas fiscales por más de 5 millones de dólares, además de enfrentarse a demandas por incumplimiento de contratos.
En 2005, la Agencia Federal de Investigación (AFI) detuvo a Juan Gabriel en Ciudad Juárez debido a un adeudo de más de 90 millones de pesos.
Pasó unas horas en el Centro de Reinserción Social y obtuvo su libertad tras pagar una multa de 4 millones de pesos.
A pesar de los embargos y detenciones, el intérprete de Querida siempre logró mantenerse activo. En 2008, su hijo Iván vendió varias propiedades para saldar deudas fiscales, aunque los adeudos con el fisco estadounidense llegaron a 18 millones de dólares en 2011.
Antes de su fallecimiento, Juan Gabriel mantenía un acuerdo con el SAT para pagar sus deudas en parcialidades.
Sin embargo, el organismo aclaró que los adeudos fiscales no se extinguen con la muerte del contribuyente, por lo que sus herederos deberán asumir los compromisos pendientes.
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