FOTO: Wikipedia/Miles Harris
Paul Allen, nacido en enero de 1953, es conocido por ser, junto a Bill Gates, el creador de Microsoft. En 1983, tuvo que abandonar la compañía debido a un diagnóstico de la enfermedad de Hodgkin, que superó tras meses de tratamiento y un trasplante de médula ósea.
A pesar de dejar la empresa, mantuvo un importante paquete accionario y continuó siendo una figura influyente en el mundo de los negocios.
En 1986, Allen fundó Vulcan Northwest Inc. en Washington, una firma dedicada a financiar proyectos y empresas, lo que le ganó una sólida reputación como uno de los inversores de capital más exitosos de Silicon Valley.
A través de Vulcan Ventures, Allen poseía participaciones en más de 50 empresas de diversos sectores, desde tecnología hasta entretenimiento. Algunas de sus inversiones más destacadas incluyen el Experience Music Project, Entertainment Properties Inc., y el equipo de la NFL Seattle Seahawks.
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Paul Allen fue uno de los primeros en invertir en AOL, mucho antes de que se convirtiera en un gigante de Internet. Su capacidad para identificar oportunidades de negocio lo llevó a invertir en empresas como Metricom y DreamWorks, que se beneficiaron enormemente de su apoyo financiero.
Sin embargo, Allen confesó que uno de sus pocos errores fue no haber invertido en eBay.com, una de las empresas más exitosas de la era digital.
Cuando se conocía que Allen planeaba invertir en alguna compañía, los inversores privados se apresuraban a seguir sus pasos, confiando en su instinto empresarial. Este fenómeno se conocía como «el factor Paul Allen», que podía hacer que las cotizaciones en Wall Street se dispararan.
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Paul Allen no solo fue un astuto hombre de negocios, sino también un filántropo comprometido. Fundó el Instituto Allen para la Inteligencia Artificial en 2013 y financió varias exploraciones en aguas profundas en busca de reliquias perdidas.
Durante su vida, donó más de 7.2 millones de dólares a diversos proyectos benéficos. A su fallecimiento en 2018, su fortuna se estimaba en 20,300 millones de dólares.
Su única heredera, su hermana Jody Allen, se encargó de cumplir con las disposiciones filantrópicas de Paul. Esto incluyó la venta de propiedades y colecciones de arte, como el yate Octopus y varias obras de arte subastadas por Christie’s, que recaudaron un total de 1,500 millones de dólares.
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