En la edición de este año de El Buen Fin, más allá de las promociones y los descuentos, lo que marcará la diferencia será la conexión emocional que logran las marcas con sus clientes. Según un análisis reciente, las decisiones de compra en esta temporada responden cada vez más a estímulos afectivos: narrativas auténticas, valores que resuenan y experiencias que generan confianza.
Cuando una marca logra que el cliente se sienta parte de algo, no solo que esté comprando un producto, el acto de compra deja de ser únicamente transaccional y comienza a convertirse en una experiencia memorable.
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En el Buen Fin 2025, las marcas que más destacan son aquellas que apuestan por historias auténticas. Incorporar relatos que humanicen la marca o muestren un “detrás de cámaras” genera empatía y conexión con el público. El tono honesto y cercano se impone sobre las ofertas frías o meramente funcionales, pues los consumidores buscan mensajes con propósito y emociones reales más que simples descuentos. Además, la experiencia de compra completa —desde el primer clic hasta la entrega del producto— debe reflejar los valores de la marca: cuidado, confiabilidad y emoción, elementos que fortalecen la relación con el cliente y convierten cada transacción en una experiencia memorable.
Durante esta temporada, los consumidores están bombardeados de opciones. Las promociones generan atención pero no garantizan que la elección se incline por una marca específica. Las empresas que combinan su oferta con un mensaje emocional salen adelante. Un estudio indica que la conexión emocional actúa como diferenciador clave en mercados saturados.
Además, el neuromarketing sustenta que muchas decisiones de compra no están guiadas por el análisis frío, sino por lo que el cerebro percibe como “importante” o “sentido”. En contextos como el Buen Fin, donde la competencia entre marcas y plataformas es intensa, activar la parte emocional del consumidor representa una ventaja estratégica.
Las marcas que han activado este tipo de estrategias reportan un aumento en la conversión, así como en indicadores a largo plazo. La repetición de compra, recomendaciones y mayor ticket promedio son algunos de ellos. Crear un vínculo emocional permite que el cliente recuerde no solo el precio, sino la sensación que le generó la marca.
Por ejemplo, una PyME durante el Buen Fin puede conseguir que el cliente vuelva incluso fuera de temporada gracias a la percepción de valor humano y sentimental. En un momento donde los descuentos son rutina, las emociones emergen como un factor que hace la diferencia.
El Buen Fin 2025 es más que una ventana de ventas masivas. Es una oportunidad para que las marcas conecten con sus clientes a un nivel más profundo. En lugar de enfocarse únicamente en el “precio más bajo”, se recomienda integrar una estrategia emocional, que cuente historias auténticas, ofrezca experiencias coherentes y trate al cliente como persona, no como cifra.
Cuando se vende con emoción, no solo se aumenta la venta del día, sino que se construye la fidelidad de mañana. En este año, la conexión emocional podría ser el verdadero secreto para destacar durante el Buen Fin.
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