Las 30 monedas: una reflexión sobre el dinero en Semana Santa

Uno de los relatos más conocidos de la Biblia está en Mateo 26:14-16, donde se refiere que Judas Iscariote, uno de los 12 apóstoles de Jesús, acudió a conversar con los sumos sacerdotes del Templo de Jerusalén, antes de la última cena, y les preguntó: ¿Qué me dan si les entrego a Jesús? Le ofrecieron 30 monedas de plata.

En la ultima cena, Jesús anunció que uno de los apóstoles ahí presentes lo traicionaría. El mismo Judas preguntó: «¿Acaso seré yo señor?», según relata el Evangelio de Juan; Jesús entregándole el pan le respondió: «Lo que vas a hacer hazlo ya». Poco después, en el monte Getsemaní y ante la presencia de los soldados, Judas entregó a Jesús con el conocido gesto del beso, símbolo de traición y engaño. 

Hace 2000 años circulaban en Judea diversas monedas, generalmente aceptadas por el Templo para el cobro de los impuestos. Nadie sabe con exactitud de qué monedas se trató, pero pudieron ser estáteros griegos, las monedas más valiosas de las mencionadas en el Antiguo testamento, que fueron acuñadas por Filipo II de Macedonia y por Alejandro Magno, pero siguieron en circulación muchos años después de su muerte. 

También pudieron haber sido siclos de Tiro, ya que esta fue una de las monedas más aceptadas entre los judíos de la época. Esta moneda tenía 97% de contenido de plata y era la más utilizada para el pago de los impuestos, siendo que a Judas le pagaron los sacerdotes del Templo, es altamente probable que se haya tratado de alguna de estas monedas. 

¿Qué se podía adquirir con 30 piezas de plata en esa época?

Ahora bien, ¿por qué 30 monedas? Aunque los cuatro evangelios mencionan la transacción solo Mateo mencionada la cifra de 30. Existen referencias en otras partes de la biblia como en Éxodo 21:32 donde se menciona que si un buey mata a un  esclavo, el dueño del buey estaría obligado a compensar con 30 siclos de plata.

No hay una forma exacta de calcularlo, aunque a juzgar por el peso en plata de las monedas a precio actual valdrían entre 5,000 y 8,000 pesos. Sin embargo esa es una cifra muy baja considerando que se sabe que con 30 siclos de plata se pagaba en la época el sueldo anual de un soldado, lo que rondaría los 180,000 pesos en el México de hoy. Como sea, 30 monedas de plata por la redención de la humanidad parecen un precio bastante irrisorio. 

El evangelio nos cuenta que un Judas desesperado intentó devolver las monedas al Templo pero no se las recibieron. Arrepentido, embargado por el remordimiento decidió colgarse de un árbol. Es uno de los villanos favoritos en la memoria popular. 

El dinero es solo un medio de cambio, puede o no tener un valor intrínseco, no es ni bueno ni malo en sí, lo relevante es lo que hacemos con él o lo que estamos dispuestos a recibir o dar a cambio de dinero. Sin lugar a dudas, es un tema para reflexionar en la Semana Santa. 

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